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Vacunas orales: de la inmunidad bucal a la mucosa

Feb 13, 2024Feb 13, 2024

Luisa es editora científica asistente en Drug Discovery News. Tiene un doctorado en Farmacología Molecular y Celular de la Universidad Stony Brook y ha escrito para la sección de ciencias de NPR.

Para quienes se sienten intimidados por el agudo escozor de las agujas, las vacunas orales ofrecen una ruta alternativa hacia la inmunidad. Las vacunas orales aprovechan las superficies mucosas del cuerpo, como las del tracto digestivo, como campos de batalla para neutralizar patógenos dañinos antes de que puedan infiltrarse en el torrente sanguíneo y causar estragos en otros tejidos (1). Este proceso, conocido como inmunidad de las mucosas, otorga a las vacunas orales una clara ventaja en la batalla en curso contra las enfermedades infecciosas.

Para provocar inmunidad mucosa, las vacunas orales primero deben sobrevivir al bajo pH del estómago. La vacuna oral contra el poliovirus, por ejemplo, contiene una versión debilitada del poliovirus que resiste la acidez del estómago y las enzimas digestivas debido a que no tiene una envoltura lipídica que las enzimas gástricas puedan alterar (2). Una vez que sobrevive al estómago, el virus se replica principalmente en el intestino delgado.

El virus atraviesa la barrera celular protectora del intestino delgado uniéndose a células micropliegues, células epiteliales especializadas que recubren la superficie interna del intestino delgado (3). Dentro del intestino delgado, el virus se replica y atrae células dendríticas (CD) (4).

Se produce una respuesta inmune adaptativa que prepara al receptor para una futura infección viral. Las CD capturan el virus y descomponen sus proteínas virales en fragmentos que presentan a las células T (5). En respuesta, las células T liberan citocinas para estimular a las células B a convertirse en células plasmáticas, lo que provoca la secreción de anticuerpos IgA contra los antígenos virales (6).

Los anticuerpos IgA se integran en la capa mucosa protectora que cubre la barrera de células epiteliales. Si el virus activo infecta al huésped, los anticuerpos IgA atrapan el virus en la mucosidad y lo neutralizan (7). Esto evita que el virus ataque otros tejidos y limita la replicación y propagación del patógeno.

Los movimientos de los músculos del intestino guían las gotas de moco llenas de virus hacia el tracto digestivo. Este material se transforma en materia fecal en el colon y finalmente es expulsado del cuerpo (8).

A diferencia de la inmunidad sistémica, que se dirige principalmente a los patógenos una vez que han invadido los tejidos, la inmunidad mucosa neutraliza los patógenos en las superficies mucosas donde ingresan por primera vez al cuerpo, como los sistemas digestivo, respiratorio y urogenital (9). Las vacunas orales imitan la ruta natural de infección de muchos patógenos, lo que permite al sistema inmunológico generar una respuesta rápida en el lugar de entrada (10).

Luisa es editora científica asistente en Drug Discovery News. Tiene un doctorado en Farmacología Molecular y Celular de la Universidad Stony Brook y ha escrito para la sección de ciencias de NPR.

Edición julio/agosto 2023

Descarga la infografía aquí477101031041511412